Salvados de ser víctimas con una buena intervención de emergencias
Los profesionales de atención en emergencias pueden salvar personas de ser víctimas de injustos ingresos psiquiátricos.
La Comisión Ciudadana de Derechos Humanos (CCDH) ha recibido numerosas denuncias acerca de ingresos en psiquiatría que se realizaron por algún tipo de error o por interés, convirtiendo así a las personas en víctimas; historias contadas de primera mano por las personas mismas que lo padecieron y por personas que directamente lo vieron.
Es necesario, en honor a estás víctimas el hacer todo lo posible para evitar que estos hechos sucedan.
Como verás en una parte avanzada de la siguiente narración, evitar internamientos psiquiátricos que no deben de producirse depende en gran medida de la intervención alerta del personal de emergencias.
CCDH solicitó un escrito a un profesional de atención en emergencias que sabe evitar este daño para que muestre la forma en que él salva vidas de que sean víctimas de abusos por causa de un internamiento psiquiátrico que no aplica.
A continuación duplicamos las experiencias y conocimientos que por medio de este ensayo dicho profesional de las emergencias envió a la CCDH, a fin de mostrar esta situación: cómo se producen este tipo de víctimas en España y como se pueden evitar.
Un ensayo
“Aquí te envió un ensayo con mis consideraciones y experiencia acerca del tema del ingreso involuntario. Espero que te sirva mi experiencia. Confió en ti y espero que utilices mis palabras sabiamente. Procuro evolucionar y aprender, cambiar si me equivoco en mis consideraciones. Yo siempre pregunto el porqué de las cosas. No acepto dogmas. Acepto lo que funciona y es práctico. Y la verdad es un asunto particular con lo que debo vivir mi vida y estar con mi conciencia.
. Un ingreso involuntario por orden facultativa es cuando un médico autoriza que a una persona se la lleven al hospital y reciba tratamiento en contra de su voluntad.
Hay varios supuestos en los que esta práctica tiene sentido. Por ejemplo cuando una persona está bajo la influencia de drogas, ha recibido un fuerte traumatismo en la cabeza, tiene demencia senil o sufre un grave trastorno mental.
Se supone que cuando una persona necesita tratamiento y no está en condiciones de decidir un médico tiene la autoridad de hacerlo.
Excepcionalmente, cuando una persona tiene una enfermedad contagiosa peligrosa puede ser obligada a guardar cuarentena y recibir tratamiento.
Soy técnico de ambulancia desde hace muchos años. En contadas ocasiones he tenido que llevar al hospital a alguna persona en contra de su voluntad. Normalmente cuando una persona protesta y se niega a ir al hospital tiene derecho a pedir un alta voluntaria y asumir la responsabilidad de no recibir tratamiento.
Por ejemplo: alguien que se hace una brecha en la cabeza y que necesita que le pongan puntos y se niega a ir al hospital, no se le puede llevar a la fuerza al hospital, se le trata de convencer y si no quiere, no quiere, tiene derecho a no recibir tratamiento.
En ocasiones una persona no puede decidir. Ejemplos: una persona mayor que se cae y se rompe la cadera, por mucho que proteste se la lleva al hospital. Un menor de edad que está totalmente borracho, no puede decidir por sí mismo, los padres han de ser notificados para que le recojan. Estos ejemplos no requieren una orden de un médico porque no se ejerce violencia sobre el paciente. La persona está impedida y no tiene fuerzas para resistirse, simplemente se la lleva al hospital.
Suele ser muy diferente en los llamados casos psiquiátricos. Personas que tienen un comportamiento irracional agresivo y violento, y son un peligro para otras personas o para sí mismos.
Hace unos años estos casos eran llevados a la fuerza al hospital sin ninguna consideración o siguiendo ningún protocolo. Bastaba que una persona se pusiera a gritar y romper cosas y llamar al número de emergencias y enviaban una ambulancia psiquiátrica. Se presentaban dos hombres bien grandes, ataban a la persona y se la llevaban al hospital. Allí luego ya se miraría qué le pasaba. Pero se la llevaba atada con correas sin ninguna consideración si se resistía.
Hoy día se han implementado protocolos de actuación para todas las emergencias, incluidas las emergencias psiquiátricas. Cuando se llama a emergencias porque una persona se pone a gritar y romper cosas, se envía una patrulla de policía y una ambulancia.
La patrulla de policía se envía para garantizar la seguridad de las personas. La ambulancia se envía para valorar la situación y precisar si hace falta alguna asistencia sanitaria.
En el centro de coordinación de las emergencias hay un médico que tiene acceso a una base de datos de pacientes y de anteriores avisos a emergencias. Se suele determinar que es una emergencia psiquiátrica simplemente cuando la persona tiene antecedentes psiquiátricos.
He tenido que atender un par de docenas de “casos psiquiátricos” en mi carrera trabajando en una ambulancia. La necesidad de tener que restringir a alguien con correas se ha presentado en media docena de ocasiones. A veces ocurren las llamadas crisis psicóticas, en las que una persona pierde todo contacto con la realidad, no razona, se vuelve muy violenta y muy peligrosa. Solo he llegado a ver uno de estos casos. Es una incidencia muy baja gracias a dios. De todas formas es demasiado con que haya un solo caso.
Las otras veces que he llevado restringido con correas en la ambulancia a una persona está podía razonar en algún grado pero era peligrosa porque se agredía a sí misma o a los demás, y no había más remedio que evitar eso.
Yo no sé cómo trabajarán otros compañeros en otros servicios de emergencias de ambulancia. Solo puedo hablar de cómo trabajo yo. Existen protocolos para actuar y leyes que debo seguir y acatar, pero hay un criterio que yo sigo particularmente.
Me guío solamente por lo que yo he observado y evaluado personalmente. No me fío de lo que me cuenten y de los diagnósticos previos al incidente que me pongo a evaluar. Utilizo toda mi inteligencia y mi sentido común y mi conciencia. Según mi experiencia más del 90 % de las denominadas emergencias psiquiátricas se puede solventar utilizando la inteligencia y controlando la situación.
Un ejemplo de “caso psiquiátrico”
Una mujer que empieza a gritar y romper cosas. Los vecinos preocupados llaman al número de emergencias.
La ambulancia recibe un aviso con la etiqueta “caso psiquiátrico”. Se envía al lugar una patrulla de policía y una ambulancia.
Yo llego con la ambulancia pocos minutos después que la policía. La mujer está en la cocina junto a una policía.
Hay tres hombres y un perro en el salón. Hay destrozos en el mobiliario de la cocina. No hay heridas aparentes en la mujer y los hombres. Esa es mi primera evaluación.
Cómo está la escena. Lo que es obvio y puedo ver por mí mismo. Lo segundo es la seguridad en la escena. Está la policía y está asegurada la escena, si no separo en diferentes habitaciones a las personas que están enfrentadas.
Luego trato de averiguar todo lo que pueda y analizar todas las versiones, comparándolas con lo que estoy viendo en esos momentos en el presente.
Establezco un dialogo y utilizo como excusa si no hay dialogo la toma de constantes, mientras tomo la tensión y curo alguna herida. No hace falta hablar a veces, solo mirar y actuar. En este caso, supuestamente la mujer se había vuelto “loca” y había empezado a gritar y romper cosas. Eso es lo que parecía.
La verdad por detrás que me moleste en averiguar es que se trataba de violencia de género. El hombre había desquiciado a la mujer y ella había estallado de indignación y derivado en una crisis de ansiedad.
La mujer cuando abrió la puerta de su casa se encontró al hombre acompañado de otros dos hombres y un perro encarando la puerta. Una clara estrategia para abrumarla. Pero ella no reacciono como él se esperaba.
Se defendió. Y se defendió como pudo. Grito. Rompió cosas. Una conducta totalmente racional cuando uno trata de defenderse ante un agresor. Tratar de aparentar fuerza.
El error que creo que se comete en un caso así es tratar a la mujer como un caso “crisis de ansiedad” o “caso psiquiátrico”. En el informe yo puse “persona alterada por disputa doméstica” ya que no podía demostrar la agresión y poner “violencia de género” o “agresión psicológica”. Suelo poner en el informe obviedades y observaciones directas.
Ver lo que está ahí, lo que es obvio.
¿Qué ha pasado? ¿Qué síntomas tiene la persona?. La observación “persona alterada por disputa doméstica” resulta menos nociva para el historial clínico de una mujer que el de “crisis de ansiedad”.Varias crisis de ansiedad en una mujer la convierten en una histérica, y puede que en un futuro pierda credibilidad el juicio de esa mujer y la haga más predispuesta a otras crisis de ansiedad.
Trato de educar a la mujer acerca de la ansiedad. Explico que no es una enfermedad si no una respuesta emocional ante una amenaza. Doy sugerencias de que presente una denuncia, que hable con la línea de teléfono de mujeres maltratadas, que vaya al hospital y pida un parte de lesiones, aunque sea de un moratón para adjuntar a la denuncia.
Trato de ayudar según lo poco que sé. Quizá otra persona solo se molesta en llevarse a la mujer al hospital y poner la etiqueta “crisis de ansiedad” en el informe. Yo la llevo al hospital para sacarla del entorno peligroso y para que pida un parte de lesiones.
Otro ejemplo de “atención psiquiátrica”
Una persona con comportamiento irracional y agresivo.
Cuando llego observo que efectivamente hay una persona que se comporta irracionalmente y está agresiva.
Pero no evaluó precipitadamente.
Averiguo que la persona es diabética. Una persona con una hipoglucemia se puede comportar de ese modo. A veces también un fuerte traumatismo en la cabeza o las drogas hace que alguien se comporte irracionalmente.
A pesar de que la familia alrededor me pedía un internamiento psiquiátrico, me impuse e hice valer el criterio de que la causa de su comportamiento irracional y su agresividad era una bajada de azúcar. Y lo demostré. Al darle azúcar a la persona mejoro.
Otro ejemplo más de “situación psiquiátrica”
Una chica de 15 años que había querido tirarse por el balcón. Un intento de suicidio por protocolo es un caso psiquiátrico. Llego al lugar y es un primer piso.
Hablo con la chica y todos los familiares y deduzco que claramente no ha habido una intención de suicidio. Ha sido una rabieta de la chica y había amenazado con saltar por el balcón porque no la dejaban salir.
Tras manejar la situación hablando y controlando a la familia uno por uno teniendo como testigo en cada manejo de cada familiar a un policía o a mi compañero de la ambulancia, llego al acuerdo con el tutor del menor de que se quede a su cargo en su casa, en vez de llevarla a la fuerza al hospital.
En ocasiones
atiendo “casos psiquiátricos” que son personas con antecedentes psiquiátricos que discuten o se alteran y entonces llama la familia al número de emergencias.
Ha habido alguna discusión o altercado sencillamente. En estas ocasiones puedo hacer muy poco. Consigo que la persona con antecedentes psiquiátricos se muestre razonable y cooperadora.
Suele tener un diagnóstico de esquizofrenia y tomar muchos medicamentos psiquiátricos. Lo único que puedo hacer es controlar a la familia y decir a la cara a cada persona implicada en el trastorno lo que observo.
Quien ha hecho mal le digo a la cara lo que ha hecho. No me callo nada y no sigo la corriente a nadie. La familia suele pretender librarse del “loco” al que han ayudado a volverse “loco”.
Se me rompe el corazón al comprender que no saben qué otra cosa hacer y cómo han llegado a esa situación. Lo que suelo hacer es educar al paciente sobre lo que le espera si su conducta es inaceptable. Todos, absolutamente todos los pacientes con los que he hablado eran capaces de razonar y entender mis explicaciones.
Siempre se vuelven razonables y cooperan si les demuestras que no toleraras su comportamiento inaceptable, que le tratas con respeto y escuchas, que no juzgas y que le ofreces una salida digna. La salida digna es que vaya voluntariamente al hospital sin armar ningún jaleo.
En el hospital tienen que hablar con un médico psiquiatra pero si consigo que esté tranquilo, razonable y colaborador con mi charla, no hay internamiento en la planta de psiquiatría ni restricciones mecánicas.
Se limitan a hablar con él y recetarle fármacos. El menor de los males que deja opción esta sociedad. Lo ideal sería simplemente proporcionar un ambiente seguro a la persona y dejarle en paz hasta superar su crisis.
Un verdadero caso psiquiátrico puede ocurrir.
Cuando una persona está absolutamente desconectada de la realidad, no razona, trata de agredirse a sí misma o a otras personas. Ese es el único caso en el que desgraciadamente está justificado utilizar restricciones mecánicas.
Pero solo durante la fase aguda de la crisis. Si solo está delirando o tiene un comportamiento extraño no hay razón para ello. Si es peligroso para la integridad física de los demás o para sí mismo hay que evitarlo.
La otra opción que queda es la restricción química, es decir, drogar al paciente y dejarle inutilizable como ser humano. Eso es inhumano. Es una especie de amputación mental de sus pocas facultades. Lo único tolerable y nada más en una crisis peligrosa sería sedar al paciente. Dejarle dormido y dejarle en paz.
Ofrezco humildemente estas consideraciones desde mi experiencia y sabiduría. Si me equivoco soy honesto y me haría responsable para rectificar. “
La CCDH o Comisión Ciudadana de Derechos Humanos fue fundada en Los Angeles en 1969 (en España en los 80) por la Iglesia de Cienciología (Scientology) y el ya fallecido autor y profesor Emérito de psiquiatría el Dr. Thomas Szasz, para investigar y exponer los abusos a las víctimas como resultado del daño del maltrato en la salud mental.
“Nadie debe ser privado de su libertad a menos que haya sido encontrado culpable de una ofensa criminal”. Según Szasz, “privar a una persona de su libertad ‘por su propio bien’ es inmoral.”