QUEJA POR ESTANCIA INVOLUNTARIA EN MANICOMIO
A petición expresa de Eduardo Díaz Guerrero ciudadano de Puebla (México) mediante conversación telefónica, en la que nos ruega la máxima difusión de su queja en su caso de abuso con la psiquiatría, reproducimos aquí gran parte del texto y que pueden encontrar integramente en el blog que nos ha indicado el propio Eduardo: http://elmanicomiomoderno.blogspot.com.es
Hemos de decir que lamentablemente este tipo de hechos nos son comunicados de cada parte del mundo en que hay psiquiatria. Muchos de los cuales la persona no tiene recursos para un abogado, o su gobierno no le facilita uno gratuito o la indefensión ante las etiquetas falsamente puestas por los “expertos” en salud mental es tan grande que solo a través de denuncias o quejas públicas la persona puede sentir que se depura alguna especie de justicia por las faltas que se cometen en contra de sus derechos más elementales.
“Un grave caso de deshonestidad médica de amplios alcances”
El que suscribe M.C. Eduardo Díaz Guerrero, con domicilio en la 48 poniente 701 de la ciudad de Puebla, desea presentar la siguiente queja en contra del hospital psiquiátrico Casa de Salud,ubicado en Almolonga 80 de la Colonia La Paz, por uso de la violencia física para ingresar al que suscribe a dicho hospital, y otros hechos, según se relatan, en la siguiente
Narración de los hechos:
El día 26 de noviembre del 2014 fue un día nefasto para mí. Eran aproximadamente las 5.30 de la tarde y me encontraba trabajando en mi casa de la 48 poniente 701 , en un proyecto de computación que pensaba presentar a unos de mis clientes, en el corto plazo, cuando de pronto escuché que tocaban a la puerta, acudí a abrir y me percaté que se trataba de mi hermana la cual deseaba entrar a la casa, entró inmediatamente e inesperadamente 2 hombres de complexión corpulenta, entraron tras de ella, sospechando yo en este momento, que algo andaba mal. Estos hombres se acercaron a mí y sin ningún miramiento me amagaron y me tomaron por la fuerza para sacarme violentamente de mi casa , no sin antes esposarme como a un vil delincuente . Me subieron a una ambulancia, con inaudita furia y mientras uno de ellos tomaba el volante el otro permanecía conmigo en la parte trasera de la ambulancia para obligarme a continuar a quedarme esposado y en posición boca abajo y tendido sobre una camilla. Esta acción viola completamente el artículo 14 constitucional que dice:
“Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos…
Y el artículo 16 que dice:
“Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento.
Según la norma NOM-025, las personas que estarán sujetas a reclusión involuntaria en un hospital psiquiátrico, serán aquellas con grave enfermedad mental, que pongan en peligro su propia vida o la de terceros. Como demostraré más tarde en este escrito, siempre he gozado de perfecta salud mental, por lo que no aplica dicha norma en mi caso.
Por otra parte, según la misma norma NOM-025, se deberá dar aviso al ministerio público, en caso de reclusión involuntaria, situación que hasta donde tengo entendido, no se hizo así, creyendo la gente, que había sido víctima de un secuestro.
En poco tiempo llegamos a lo que después supe era un hospital psiquiátrico conocido como Casa de Salud ubicado en la Paz. Entré a un consultorio pequeño en donde ya me estaba esperando un siquiatra el cual me hizo un rápido interrogatorio, solicitando la presencia de mi hermana para corroborar lo que le había dicho, negándose ésta a entrar, por lo que el doctor me dijo que saliera de ahí, obedeciéndolo, entré entonces a una sala de urgencias en donde había dos camas y un baño. Ahí lo primero que hicieron fue quitarme el reloj y sin ningún diagnóstico previo, procedieron a inyectarme una substancia totalmente desconocida para mí. Me iban a inyectar 8 veces seguidas sin darme la más mínima información acerca de qué era lo que me estaban inyectando. Después de inyectarme, me ataron a una cama sin ninguna necesidad para ello, pues estaba totalmente tranquilo. Lo curioso de este asunto, es que permanecí atado día y medio, lo que provocó que hiciera mis necesidades en la cama ante la negativa de los doctores de desatarme.
Al principio el procedimiento para inyectarme era el siguiente: dos personas de seguridad, me sujetaban, uno por la cintura y el otro las piernas, mientras me bajaban los calzones, y me inyectaban en contra de mi voluntad, después comprendí que era inútil toda resistencia, ante la amenaza de recibir una golpiza, por lo que empecé a cooperar sin ninguna resistencia.
Permanecí unos días en la sala de urgencias hasta que me subieron al área Premier…
Así mismo, algo que me parece una falta administrativa muy grave, es la falta en todo el hospital, de una anuncio que muestre claramente, los derechos y obligaciones tanto de los pacientes como los doctores, evitando así muchas arbitrariedades. Este anuncio debe mostrar claramente, la norma NOM-025 que se relaciona con la prestación de servicios de salud en unidades de atención médico psiquiátrica, y a la que me referiré constantemente en este escrito.
Según se muestra en la receta adjunta, la doctora Flor Cabrera empezó recentándome Clopsine, que luego cambió por Motruxia, agregando después Carbolit, y finalmente Zyprexa de 5 mg. Cada mes, me inyectaban un medicamento llamado Clopixol. Deseo aclarar, que después me enteré que este medicamento, tiene como efecto secundario la impotencia y es para esquizofrénicos delirantes, que no se aplica en mi caso. Cuando le pregunté a la doctora, para que servía Zyprexa, me dijo que era un multivitamínico, siendo que esta medicina es un antipsicótico con multitud de efectos secundarios. Cuando pregunté para qué era Carbolit, se me dijo que era un medicamento para la memoria, siendo que es una medicina para el trastorno bipolar, teniendo multitud de efectos secundarios, entre ellos el temblor de las manos.Era tan fuerte el temblor de las manos, que no podía coger entre mis manos, cualquier objeto, por lo que se pretendió administrarme Akinetón,medicamento sobre medicamento, efecto secundario sobre efecto secundario, provocándome que me negara rotundamente a tomar dicha medicina. Deseo aclarar que cuando suspendí la toma de Carbolit, el temblor en mis manos desapareció. Cuando inicié la toma de Carbolit, tuve enormes dificultades para hablar, costándome enorme trabajo pronunciar palabra. Esta dificultad desapareció posteriormente.
Una de las reglas no escritas del manicomio, era bañarse diariamente, lo cual muchas veces resultaba imposible, pues el agua estaba fría o de plano no caía. Es de notarse la carencia de este servicio en un hospital privado tan caro.
La biblioteca del manicomio es muy pobre…
Ya instalado en el área Premier, un mal día muy temprano, se me puso suero sin ninguna necesidad y se me condujo al área de urgencias, en donde se me acostó, tras una breve espera se me aplicó anestesia para dormirme completamente. Este procedimiento se repitió varias veces por espacio de aproximadamente un mes hasta que ya no se me durmió. Yo sospecho que se me estaba utilizando como conejillo de indias para no sé que clase de experimentos. Según la misma norma NOM-025, nadie está sujeto a investigación médica sin el consentimiento del paciente. El personal médico que realizó esta investigación, era externo al hospital, el doctor, desconocido para mí, era una persona entre 30 y 40 años, tes blanca, pelo negro, de lentes de burbuja y gordo. La anestesista era una mujer de tes morena, cabello corto y entre 30 y 40 años. Nunca antes los había visto.
Tuve enormes dificultades para comunicarme vía telefónica con mi familia, pues la jefa de enfermeras ponía toda clase de pretextos para no comunicarme, contraviniendo también la norma NOM-025 que es muy clara a este respecto.
Durante mi estancia en este hospital, se me tomaron 6 muestras de sangre que hasta la fecha desconozco su finalidad. En los resultados que se me dieron a mi salida del manicomio, se muestra muy claramente, que no hubo seguimiento de la concentración de litio en la sangre, lo cual resulta muy raro, pues por varios meses estuve tomando Carbolit. Por otro lado en los resultados se muestra un examen de orina, lo cual resulta ridículo, pues nunca se me tomó una muestra de orina.
Otro dia se pretendía obligar me, a usar un shampoo que según expliqué estaba contraindicado en mi caso, no obstante esto, se me manifestó de que si no lo usaba, se me iba a obligar a usarlo por medio del empleo de la violencia. Afortunadamente después se desistió de proceder así.
Quiero aclarar que durante mi estancia en dicho hospital sólo recibí visitas de mis parientes ya finalizando mi permanencia en Casas de Salud.
En Navidad, año nuevo y durante mi cumpleaños permanecí en la más absoluta soledad …
Otro día se me tomó una radiografía de tórax sin ningún motivo…Lo curioso del caso, es que en los resultados que se me proporcionaron a mi salida del hospital, se muestra claramente unos electro-cardiogramas que nunca me realicé, pues únicamente se realizó el ultrasonido.
También se me realizó una tomografía de cabeza en el hospital Angelopolitano.
Durante mi estancia en el manicomio, tomé algunas psicoterapias grupales. Deseo expresar mi queja ante la falta de conocimientos y profesionalismo de la psicoterapeuta Marcela Aguirre, quien aseguraba que Wolfgang Amadeus Mozart era esquizofrénico y bipolar, situación que fue investigada por mí mismo, una vez que salí del hospital, resultando totalmente falso.
Se me diagnosticó trastorno esquizo-afectivo por la Dra. Flor Cabrera y la misma terapeuta Marcela Aguirre y que debía tomar medicamentos por el resto de mi vida, lo cual resulta totalmente erróneo por las siguientes 3 pruebas independientes contundentes:
1-El certificado de salud mental expedido por el psiquiatra Víctor Fernández.
2– Los síntomas del trastorno esquizo-afectivo, investigados por un servidor, arrojando como síntomas:
Alucinaciones visuales y auditivas, paso de la euforia (manía) a la depresión, incapacidad para relacionarse socialmente y trabajar entre otros. Afirmo que nunca he tenido y tengo dichos síntomas.
3-Cuando el psiquiatra Víctor Fernández me expidió el certificado de Salud Mental, suspendí completamente la medicación, esto hace más de tres meses, y hasta la fecha gozo de perfecta salud mental sin ninguna molestia.
Para mantener mi mente ágil y despierta, me dediqué a la tarea de resolver problemas de la Teoría de Números, evitando así el adormecimiento mental que me provocaban los medicamentos.
Actualmente, ya instalado de nueva cuenta en mi casa, como lo más sano posible, no tomando ni siquiera vitaminas, buscando así limpiar mi organismo de toda la basura que me metieron en contra de mi voluntad.
Me llamó mucho la atención, el caso de un interno llamado Jorge Ellinger, el cual, a ciencia cierta desconozco cual era su enfermedad, supongo que era alguna variante de la esquizofrenia, lo interesante de su caso, es que cuando internaron a nuevos pacientes que sentían simpatía hacia él, le empezaron a hacer fiesta por todo lo que decía y hacía, y fue en este momento cuando observé una notable mejoría en su comportamiento, pudiendo hablar con claridad, teniendo pensamientos mejor organizados y mostrándose más seguro de sí mismo, es notable lo que puede hacer el genuino interés por una persona, superando incluso al montón de medicamentos que tomaba.
En Casa de Salud sólo existe una puerta principal con dos cerraduras, custodiada por un guardia de seguridad haciendo prácticamente imposible la salida de los pacientes, sin la autorización de los médicos correspondientes. Un día uno de los pacientes subió a mi cuarto, y después de contarme la historia de su enfermedad, me dijo que el hospital era como una cárcel, de lujo, pero una cárcel y estaba en lo cierto, en mi cuarto, la ventana principal tenía un enrejado que hacia imposible salir por ahí, según me dijeron para evitar que alguien se suicidara.
Durante las noches es común, oír gritos de auxilio, vociferando “Me quiero morir”interrumpiendo mi sueño.
Era tal el tedio de ver sólo televisión, que decidí aliviar mi aburrimiento, dando un curso de computación a los internos. El curso trató de historia de la computadora y programación básica en qbasic.
Comprendí que si quería salir del manicomio lo antes posible, debía mostrar simpatía y atracción hacia la Dra. Flor Cabrera, pues ella tenía la última decisión en lo concerniente a mi autorización de salida, así que fingí mostrar interés hacia ella, dando esto muy buenos resultados.
Por fin, el 16 de junio del 2015, después de más de 6 meses de cautiverio en contra de mi voluntad, se me concedió, abandonar el hospital.
El último día de mi estancia en el manicomio, se me hizo firmar un contrato terapéutico, que sólo firmé, porque había la posibilidad de que si no lo hacía así, se diera marcha atrás a mi permiso de salida. En dicho contrato se especifica, que debía seguir el tratamiento al pie de la letra, so pena de recluirme nuevamente en Casa de Salud, pero esta vez por un año. También se especifica que debía atender consultas con la Dra. Flor Cabrera y psicoterapias con la terapeuta Marcela Aguirre en sus correspondientes consultorios, cobrando la Dra $500 pesos por consulta, y la terapeuta $400 por psicoterapia. Seguí tomándome los medicamentos después de haber salido del hospital, los cuales siempre repudié, debido a la amenaza de reclusión en el manicomio por un año. Atendí varias consultas con la Dra. en su consultorio ubicado en la misma Casa de Salud, mostrándose poco profesional e incluso, amenazándome de aumentar la dosis de Zyprexa de 5 mg a 10mg, si, el mismo medicamento que ella me había dicho que era un multivitamínico, y que resultó ser un anti-psicótico, teniendo entre sus muchos efectos secundarios, el aumento de prolactina en la sangre.
Mientras tanto atendía a las psicoterapias, también poco profesionales de la terapeuta Marcela Aguirre, en su consultorio de Cholula. Mis observaciones y quejas sobre su trabajo son las siguientes:
1-En la primera sesión, me hizo pintar una acuarela, remojando pintura con agua, diciéndome que los colores que empleara, revelaban mucho sobre mi personalidad. Creo que hay una teoría que relacionan los colores con la personalidad. Desconozco cual sea la fundamentación científica de dicha teoría. Al mismo tiempo me preguntó, cuáles eran mis planes con respecto a una pareja sentimental, pregunta a la que contesté inmediatamente que no iba a hablar de eso, pues de inmediato consideré que era una abusiva intromisión en mi vida privada.
2-En las siguientes sesiones me dediqué a terminar de pintar la acuarela, mientras me hacía preguntas sobre mi vida privada.
3-En la penúltima sesión hizo una clara insinuación de tipo físico-sexual, como provocándome a que hablara sobre mi vida privada, situación que sólo provocó en mi una leve sonrisa. Es de notarse que nunca ha existido ni atracción física ni simpatía, en mi relación con ella, en las dos direcciones, es decir, de ella hacia mi, y de mi hacia ella, por lo que resultaba francamente ridículo que hiciera esas insinuaciones, mostrando claramente pretender sólo obtener información sobre mi comportamiento hacia las mujeres.
4.La última sesión, tuvo sólo una duración de 15 minutos y aún así se atrevió a cobrar los $400 pesos que es el costo total de la sesión.
También le hice ver que ya no iba a tomar los medicamentos, y que si así lo deseaban, llamaran a la ambulancia para que me recogiera en mi domicilio.
Después de ver a la terapeuta en su consultorio de Cholula, me dirigí a Puebla, al consultorio de la Dra. Flor, en compañía de mi hermana, pues la Dra. había dispuesto que me acompañara mi hermana, siempre que saliera de la casa en coche, por un mes. Cuando llegué curiosamente ya me estaba esperando el guardia de seguridad, que todo mundo lo conoce dentro del hospital, como Don Arturo, pero viendo mi seguridad, no se atrevió a hacerme nada. Entré a consulta con la Dra. Flor y ésta fue la última vez que la vi.
Me quejo por:
1-La manera tan brutal, violenta e injustificada que ingresé al hospital psiquiátrico Casa de Salud.
Violando los artículos 14 y 16 constitucionales así como la norma NOM-025 artículos 4.4.2. y 8.19.
2-Por la administración en contra de mi voluntad,de medicamentos con efectos secundarios tan diversos, como la impotencia, siendo que estoy mentalmente sano, según se muestra en el certificado de salud mental, expedido por el psiquiatra Víctor Fernández, y el cual se anexa.
3-Por haberme tomado muestras de sangre sin un fin predeterminado.
4-Por haberme utilizado como conejillo de indias, para quien sabe qué clase de experimentos.
Violando la norma NOM-025 artículo 8.13 que dice:
8.13 Negarse a participar como sujeto de investigación científica, sin que ello demerite la calidad de su atención hospitalaria.
5-Por mentirme acerca de la finalidad de los medicamentos que estaba tomando.
Violando la norma NOM-025 artículo 8.8 que dice:
8.8 Recibir información veraz, concreta, respetuosa y en lenguaje comprensible para él y su representante legal, con relación al diagnóstico médico, así como respecto de sus derechos y al tratamiento que se pretenda aplicar.
6-Por haberme sacado una placa de rayos X de tórax, y haberme efectuado un ultrasonido de corazón sin haberlo solicitado.
Violando la norma NOM-025 artículo 8.2 que dice:
8.2 No ser sujeto de discriminación por su condición de enfermo mental, ni ser objeto de diagnósticos o tratamientos en esa condición por razones políticas, sociales, raciales, religiosas, u otros motivos distintos u ajenos al estado de su salud mental.
7-Por negarse rotundamente a expedir me mi historial clínico, se anexa carta con dicha petición, junto con su acuse de recibo.
Violando la norma NOM-004-SSA3-2012 del expediente clínico, párrafos 5.3, 5.4, 5.5, 5.5.1, 5.6, 5.7.
8-Por haberme diagnosticado trastorno esquizoafectivo, y que debía tomar medicamentos por el resto de mi vida, siendo que estoy completamente sano mentalmente, se anexa contrato terapéutico.