Capítulo 1: La psiquiatría una historia de fracaso
VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
La traición de la psiquiatría
Sección 1
Publicado por la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos
Establecida en 1969
HECHOS IMPORTANTES
1 Benjamin Rush, autor del primer texto norteamericano de psiquiatría, enseñaba que inducir terror tenía un efecto terapéutico. Recomendaba las sangrías, la extirpación de partes del cuerpo y los ahogamientos parciales.
2 En 1879, el alemán Wilhelm Wundt rechazó la existencia del espíritu humano diciendo que no era un hecho científico; a partir de entonces, los psiquiatras han estado experimentando con monos, perros, ratas, gatos y pollos para resolver el misterio del comportamiento humano.
3 La psicocirugía fue una de las “curas milagrosas” de la psiquiatría, hasta que un estudio que tuvo 12 años de seguimiento demostró que los pacientes sufrían recaídas, ataques epilépticos y la muerte.
4 Mientras los médicos han hecho todo lo posible para impedir ataques epilépticos en los pacientes, los psiquiatras desarrollaron los choques de insulina y los electrochoques, que son métodos para inducir convulsiones.
- Cada año mueren más de 100,000 personas en instituciones psiquiátricas alrededor del mundo.
Del siglo XVII al siglo XX, los psiquiatras y psicólogos, como Sigmund Freud, no comprendieron y mucho menos curaron la causa de la demencia. La historia de la psiquiatría ha sido un exceso en el uso de tratamientos, a menudo despiadados e impuestos por la fuerza, que han dañado a las personas en nombre de la ayuda.
CAPÍTULO 1
La psiquiatría una historia de fracaso
El origen de la psiquiatría no es la medicina, la terapia o algún otro esfuerzo incluso someramente científico, como quisieran hacérnoslo creer. Su propósito original no fue siquiera curar los trastornos mentales. Surgió por primera vez durante la Revolución Francesa basándose en la idea que tal vez se podría desarrollar una ciencia para controlar poblaciones enteras. Las “ciencias” de curación mental cobraron impulso durante el régimen beligerante del “Canciller de Hierro” alemán, Otto von Bismarck, a finales del siglo XIX. Su motivación y carácter esenciales no han cambiado desde sus inicios. De manea específica, en 1879, el Profesor Wilhelm Wundt, psicólogo de la Universidad de Leipzig, Alemania, cuyo carácter era tan dictatorial y dogmático como el de sus patrocinadores políticos, declaró que el alma no existía y que el hombre era simplemente un animal de nivel superior y que se le podía controlar usando la “ciencia”.1
La psiquiatría siempre se opuso al concepto de la espiritualidad, y redefinir la mente en términos “biológicos” ha sido el mayor reto que ha perdurado en la psiquiatría cuyo propósito de arrebatarle la curación mental a la religión. En un principio, la psiquiatría supervisó a los dementes indeseables dentro de los asilos, y con el paso del tiempo terminó adoptando la doctrina de que la locura es una enfermedad física. Aunque esto no se ha comprobado, aún en nuestros días, los “tratamientos” psiquiátricos siguen recurriendo a diversos métodos en los que se aplica la fuerza con el objeto de abrumar a los individuos en lo físico y en lo mental.
Estos métodos han incluido latigazos, azotes, cubrir al paciente con hormigas, ácaros y ortigas que provocan urticaria, la extirpación quirúrgica o la cauterización (quema) del clítoris o la extirpación de los ovarios en las mujeres. Durante algún tiempo se consideró que la masturbación era una enfermedad mental, y el tratamiento consistía en hacer la circuncisión y cauterizar la columna vertebral y los genitales.2
Al inicio del siglo XX, los psiquiatras no habían sido capaces de comprender y mucho menos de curar, las causas de la demencia. La historia de la psiquiatría hasta nuestros días ha sido un exceso en el uso de métodos experimentales brutales, que ningún profesional digno en el campo de la medicina se atrevería a llamar tratamientos. De hecho, el autor Edward Shorter afirma en A History of Psychiatry (Una historia de la psiquiatría): los psiquiatras continúan teniendo “entre los colegas médicos una reputación bastante desfavorable; se les califica como torpes y de segunda clase”.3
“La psiquiatría es probablemente la fuerza más destructiva que ha afectado a la sociedad en los últimos 60 años”.
Dr. Thomas Szasz,
Profesor Emérito de Psiquiatría
La psicoterapia fortalece a la biopsiquiatría:
La psicoterapia, que es el legado de Sigmund Freud, representa la competencia para el modelo según el cual los trastornos mentales son enfermedades físicas. En esencia, el psicoanálisis afirmó que la causa del trastorno mental era la “supresión del instinto sexual durante la infancia”, lo cual “impide que un adulto viva su vida y progrese”. Hoy en día, las teorías de Freud se consideran un fracaso. De acuerdo al profesor de psicología, Frank Sulloway, autor de Freud: Biologist of the Mind (Freud: Biólogo de la Mente), dice: “Freud estaba equivocado en casi todo lo más importante”.4
Mientras tanto, continuó la obsesión de la biopsiquiatría con la experimentación física. En un período de cinco años, durante los años treinta, los psiquiatras prescribieron ampliamente por todo el mundo la inducción del estado de coma por medio de choques de insulina, choques de Metrazol, electrochoques y lobotomías.5 Todos provocan daño físico en el paciente y ninguno ha podido producir una sola cura.
“TRATAMIENTO” ANTES Y HOY:
Históricamente, los métodos de tratamiento de la psiquiatría han nulificado y controlado a la persona por medio de la violencia y de fuerza. Hoy en día, se les ponen a los niños en camisas de fuerza y se les esposa a las camas.
El juego de poder político en la psiquiatría posterior a la Segunda Guerra Mundial
El mayor auge en la credibilidad en la psiquiatría y en su fortuna se generó al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando su interés principal cambió de los asilos a la comunidad. En 1946, se estableció el grupo de investigación psiquiátrica en Estados Unidos, el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, National Institute of Mental Health por sus siglas en inglés), y el Dr. Robert Felix, psiquiatra, fue su primer director. Felix delineó la estrategia más novedosa y la de mayor lucro (salud mental para la comunidad), cuyo objetivo era fomentar “la prevención de las enfermedades mentales”.6 Animó a sus colegas a involucrarse en “la educación, el trabajo social, la industria, las iglesias, la recreación y los tribunales”, de tal forma que los “servicios de salud mental” estuvieran “completamente integrados con la totalidad del entorno social y que fueran una parte regular y continua de él”.7
“Prometer más de lo que razonablemente se podía entregar se convirtió en una forma de vida” para los líderes de la psiquiatría, de acuerdo a los autores, Harry Foley y Steven Sharfstein. “Los profesionales, entre los líderes de la profesión política permitieron, sin desafiarlas, las declaraciones extravagantes de los entusiastas que afirmaban que los nuevos tratamientos eran altamente eficaces, que en el futuro, todas las víctimas potenciales de enfermedades mentales y sus familias podrían dejar de sufrir, que pronto se economizarían fuertes cantidades de dinero”.8
El impulso que se dio a la salud mental a nivel comunitario creó una ola internacional de expansión en el cuidado a la salud mental que se aceleró pronunciadamente después del descubrimiento de los tranquilizantes (drogas antipsicóticas).9 Esto se reforzó con la aprobación, en 1963, del Acta sobre centros comunitarios de salud mental, que puso en vigor la desinstitucionalización, vaciando los hospitales psiquiátricos estatales y enviando a la calle a pacientes indigentes que estaban bajo el efecto de las drogas. De acuerdo con el Dr. Thomas Szasz, profesor emérito en psiquiatría: “En la actualidad, se puede controlar al demente con una sustancia química, y no en forma mecánica, con una camisa de fuerza; la restricción se introduce en él, no sólo se le impone desde el exterior”.10
Un estudio que realizaron Franklin Chu y Sharland Trotter, de los Institutos Nacionales de Salud Mental y del programa del Centro Comunitario de Salud Mental, en 1974, reveló que este tipo de tratamientos sólo repetían los problemas que se supone deberían resolver.11 Un artículo publicado en 1991 en el New York Times calificó a la desinstitucionalización como “una vergüenza cruel, una reforma que se había desviado terriblemente”.12 La base de su fracaso fue su confianza en drogas que alteran la mente.
La psiquiatría actual tiene una obsesión casi unilateral por utilizar drogas como “tratamiento” para los problemas mentales. Su mentalidad basada en curas automatizadas e instantáneas, ahora también se refleja marcadamente en la actitud de la comunidad hacia las drogas. En el año 2000, el psiquiatra Joseph Glenmullen advirtió que esas drogas se están prescribiendo para una “creciente lista de ‘enfermedades’”, incluyendo a la vida diaria, y que esto “a menudo es una de las principales indicaciones de que estamos ante sustancias que en general levantan el ánimo y proporcionan una rápida cura”.13 Según el psiquiatra y autor David Kaiser, la “psiquiatría biológica” es “una ideología” en “su forma más perniciosa”.14 Las secciones sobre trastornos mentales en la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD: International Classification of Diseases) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) propagan esta ideología. Kaiser dice: “Esta es en esencia, una actividad seudo-científica que surgió del deseo de la psiquiatría moderna de emular a la ciencia médica moderna”.15
Después de 150 años, la psiquiatría todavía no tiene comprensión alguna de la demencia o los problemas mentales, ni una cura para ellos. Nunca ha aislado científicamente la causa fundamental de los problemas mentales, no tiene ninguna prueba para respaldar su afirmación de que existe una causa biológica o genética para la “enfermedad” mental, no comprende cómo afectan a la mente las drogas psicoactivas, el electrochoque o las lobotomías, no tiene ninguna capacidad para predecir el comportamiento humano ni impedir la aparición de los problemas mentales, y no tiene una idea válida de lo que constituye la buena salud mental o de cómo crearla.
Kaiser declara que “en general, la psiquiatría biológica no ha entregado lo que ha prometido en sus grandilocuentes y utópicas declaraciones”. Mientras tanto, a los pacientes se les ha sometido a “años del uso experimental de medicamentos que no han hecho más que consolidar en ellos una identidad como pacientes crónicos que padecen un mal cerebral. Esta identificación como pacientes biológicamente dañados es uno de los efectos más destructivos de la psiquiatría biológica. En el ámbito del paciente individual esto significa un número cada vez mayor de personas a quienes se ha diagnosticado en exceso, que han recibido medicamentos innecesarios y que son menos capaces de expresarse y de definir y controlar su propia identidad y su propia vida.”…16
La psiquiatría destruye vidas
“Si eres encarcelado en un hospital mental, estás en prisión. No vas a tener tratamiento o cura”.
— Dr. Thomas Szasz
Profesor de psiquiatría
MUERTES
EN BATALLA
742,000.
1776–2007
GUERRA
MUERTES EN LOS ASILOS
1.1 MILLONES
1965-2007
PSIQUIATRÍA
Durante un período de 40 años, más norteamericanos murieron en hospitales psiquiátricos que los soldados americanos muertos en batalla desde 1776: la Guerra de Irak, la Guerra del Golfo, la Guerra de Vietnam, la Guerra de Corea, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil y todas las Guerras ocurridas desde entonces.
REFERENCIAS
- Wilhelm Wundt, Ethics: An Investigation of theFacts and Laws of the Moral Life (The Macmillan Co., New York, 1897), Translated by Julia Henrietta Gulliver, Edward Bradford Titchener and Margaret Floy Washburn from the second German edition (1892), Vol. 1,
Introduction: The Facts of the Moral Life, pp. 50, 54, 63.
- Thomas Szasz, M.D., The Manufacture of Madness, (Harper y Row, New York, 1970),
- 278, 310-311; John G.
Howells, M.D., World History of Psychiatry, (NewYork: Brunner/Mazel, Inc., 1975), p.264.
- Edward Shorter, A History of Psychiatry: From the Era of the Asylumsto the Age of Prozac,(John Wiley y Sons, Inc., NY,1997), p. 65.
- John Horgan, The Undiscovered Mind (The Free Press, NY, 1999), p.74 ; Usha Lee McFarling, “Analyze This: Why Freud, Discredited, Still on Minds”, The Commercial Appeal, 21 May 2000.
- Elliot S. Valenstein, Ph.D., Blaming the Brain (The Free Press, New York, 1998), p. 205.
- Peter Shrag, Mind Control(Pantheon Books, 1978),p. 42.
- Joe Sharkey, Bedlam: Greed,Profiteering, and Fraud in a Mental Health System Gone
Crazy (St. Martin’s Press, New York, 1994), p. 174; RobertFelix, Mental Health and Social
Welfare, (New York: Columbia University Press, 1961), p. 21.
- Henry A. Foleyy Steven S. Sharfstein, Madness and Government, (American Psychiatric Press, Inc.,Washington, DC, 1983), p. 25.
- Ibid., p. 29.
- Thomas Szasz, M.D., Cruel Compassion (John Wiley y Sons, Inc., New York, 1994),
- 166.
- Franklin Chu and Sharland Trotter, The Madness Establishment, pp. 203-204.
- Op. cit., Sharkey, p. 177.
- Joseph Glenmullen, M.D., Prozac Backlash (Simon y Schuster, New York, 2000), p. 12.
- David Kaiser, M.D.,“Against Biological Psychiatry”, Dec. 1996,
www.antipsychiatry.or
kaiser.htm.
- Ibid.
- Op. cit., Kaiser.
La psiquiatría
Sus prácticas fraudulentas y mortales
El compendio